domingo, 29 de noviembre de 2015

Si se derrama la leche... la culpa no es de la vaca

Por: Martha Robles Escárraga


Al aproximarse el 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, quienes trabajamos en este medio comenzamos a programar actividades y marchas para visibilizar a este colectivo,  y  crear conciencia en la ciudadanía para que sus derechos sean respetados.

En esta ocasión estos preparativos me han hecho recordar, al famoso libro La culpa es de la vaca y la historia que le da su nombre; esta cuenta como al tratar de determinar las causas de la desproporción entre los altos precios y baja calidad de unas carteras de cuero que iban a ser exportadas desde nuestro país, tras las excusas de todos los implicados en el proceso de fabricación y venta, la conclusión a la que llegó el consultor extranjero que hizo la investigación fue muy simple: los productores colombianos de carteras de cuero no pueden competir en el mercado de Estados Unidos ¡porque sus vacas son estúpidas!

Esta conclusión me resulta algo familiar, ya que en nuestro contexto cuando hablamos de temas relacionados con discapacidad e inclusión, el culpable y “el problema” siempre termina siendo  la persona en situación de discapacidad. De una manera u otra quienes no tienen en sus círculos cercanos o no han vivido en carne propia esta condición, se sienten ajenos al tema y sin ninguna responsabilidad en él.

La discapacidad, hace parte de la diversidad del ser humano, es una condición más, como ser alto, rubio, flaco, o pertenecer a una etnia determinada; sin embargo, aún en nuestras sociedades no hemos logrado comprender que toda condición humana debe ser valorada y respetada, y que las oportunidades de participación social de todas las personas están condicionadas por las barreras o apoyos que reciban en su entorno. De manera que si la leche se derrama del vaso… la culpa no es de la vaca, es de quien sostiene el vaso o de quien ha propiciado que se caiga y en cualquiera de los casos, todos estamos representados.

Cada uno de nosotros tiene un rol que cumplir para que las personas con discapacidad sean reconocidas como seres socialmente valiosos, y ello dista radicalmente de ofrecer soluciones asistencialistas o lastimeras en virtud de su condición. Nuestra responsabilidad es dejar a un lado cualquier acto que denote discriminación y emprender acciones que posibiliten su participación en nuestra comunidad; se trata  simplemente de armonizar nuestros actos, con las normas legales vigentes para cumplir con un deber ciudadano y respetar los derechos del otro. 

Nov 29/2015

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